Me encanta ir de cañas. Sola (a ver, con moderación), con las amigas, con el marido/novio/amigo…
Ésta es mi segunda sobre ir de cañas. Sobre cervezas… Vaya por delante que, de verdad, no soy una alcohólica.
De hecho, detesto a toda esa gente que, en sus perfiles en las redes sociales, aparece con un vaso en la mano. Es decir, un vaso con una copa o una cerveza.
Pero, lo cierto es que me encanta ir de cañas. Con los amigos, con la familia, con quien haga falta.
Y si es en mi ciudad, todavía más.
Las cañas son cultura, son acompañamiento, son conversación.
Y ya digo: si es en mi ciudad, que realmente sí es la del pincho, no esas que cada año dicen que lo son, pues mejor que mejor.
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